lunes, 5 de diciembre de 2011

Un dulce encuentro ...


Este jueves pasado me levanté como otro cualquier día , pensando en las tareas pendientes a realizar en el trabajo, y sabiendo que iba ser un día bastante pesado en la oficina…
Tan liada estuve  que dejé olvidado durante la reunión, mi móvil en la mesa del despacho, así que hasta bien entrado el mediodía no pude consultarlo…
Cuando salí de la sala de juntas, solo pedía un café cargado y algo salado para intentar recomponerme, me acerqué a mi mesa, cogí mi bolso y mi olvidado móvil, con el objetivo de ir a tomar ese ansiado café! Comprobé si alguien me había llamado, vi que tenía dos llamadas perdidas y sms del mismo número –un número que desconocía- “Te llamaré a las 2. Un beso”, lo leí extrañada, y pensé que alguien se habría equivocado y seguí con mis planes.

Eran las 2 y diez cuando mi móvil sonó, comprobé que era ese  desconocido número, pulsé el botón de descolgar y active el manos libres, y contesté: “Si?” … al otro lado oí una voz masculina, grave, con tono suave - “Hola princesa!” … Solté mis manos del teclado,  esa voz, esa voz… no puede ser… no puede ser él… pero esa expresión solo de esa manera … pero …como??
Notó mi asombro,  por lo que decidió seguir: … “Me han dicho que trabajas ahora aquí, en esta ciudad, y un amigo en común me dio tu teléfono, espero que no haya sido un inconveniente, me gustaría verte … ”
Mi corazón latía a mil, y mis manos de repente temblaban… ese interlocutor había sido mi confesor y  maestro sexual. No fue mi primer hombre con el que me había acostado, pero hasta el momento era él más importante, fue él que me hizo despertar esa mujer que tenía dentro de mi, el único con quien dejaba mi raciocinio de lado, y  dejaba dominar al instinto más primario…


A las 6 había quedado en su casa, no muy lejos del centro… no os niego que mi nerviosismo estaba en lo más álgido, había pasado 10 años, sin vernos! No me fui difícil llegar, aparqué, me acerque al portal y pulse el botón 5ªE del telefonillo, instintivamente me observe en el reflejo del cristal y me arreglé el pelo … escuché el sonido del portal para abrirse … al entrar en el ascensor me  coloqué bien mi negra falda ceñida, y mi camiseta roja de tirantes … se abrió la puerta del ascensor en el mismo momento que me estaba perfumando … giré hacía la puerta sobresaltada y me encaminé; con paso lento, seguro, escuchando mis propios tacones chocando con el suelo, sabiendo que él los escucharía;  hacia la puerta que tenía el letrero 5ºE … en el momento que mis dedos iban a tocar el timbre la puerta se abrió …
Hubo un momento de silencio, de directa e intensa mirada mutua, habían como os he dicho, pasado unos 10 años, pero os aseguro que pude comprobar como el instinto y la atracción no habían perdido un ápice de su fuerza …”Hola niña”

Cuando entré el corazón me salía del pecho, oí cerrar la puerta, me giré, sonreímos y me besó, suave, caliente, tierno… me llevó hacía la sala, donde había dos vasos anchos con Gin-Tónic, bebimos mirándonos, sin decir nada… Las persianas estaban bajadas, creando así un ambiente perfecto. Se acercó, con una de sus manos me acarició mi mejilla mientras que la otra la tenía rodeándome la cintura … y me volvió a besar despacio, lento, poco a poco, jugoso, caliente … eso ya me hacía perder mi estabilidad, menos mal que me tenía sujeta!! Mi excitación era como la de una quinceañera.
Mientras nos besábamos hizo caer mis tirantes de la camiseta, bajándomela hasta la cintura, mis pequeños senos se descubrieron ante él, se separó para acariciarlos, con la palma de la mano los rozó, y mis pezones notaron sus pulgares, eso produjo la reacción deseada … se quitó la camiseta que llevaba y pude comprobar que el tiempo se había portado muy bien con él… se agachó y subió mi falda … el hormigueo que tenía en mi estomago se había trasladado ya a mis muslos … todo me quemaba!!! El sabía donde tocar, me conocía muy bien … esta vez no hizo falta  que me guiase o que me dijera que tenía que hacer.., me llevó hasta un amplio sofá, apretándose contra mi, notando como estaba excitado:  bajó mis bragas, y me hizo recostarme, separé un poco las piernas, se agachó entre ellas, -“No he olvidado tu sabor”- mirándome, me fue besando la parte interna de mis muslos, subiendo paulatinamente … paso su lengua a lo largo de mi sexo: me estremecí. Con sus dedos separó mis labios para poder mostrarle mi vulva - ¡Qué linda sigues siendo!, mientras notaba su boca, yo temblaba, me estremecía… le pregunté si seguía gustándole mi sabor, mi olor, yo… Separó su boca de mi sexo, a la vez que me acariciaba con una mano, con la otra me mostraba su miembro excitado… se levantó quitándose los pantalones; desnudo me levantó y me dijo que le tocase, así notaría la atracción que le provocaba. Cogiéndome de las nalgas, le acaricié con las dos manos su pene: erguido, duro, solemne… un poco humedecido… abracé su miembro con mis dedos pulgar e índice, con una leve presión de abajo arriba, de arriba abajo… era él ahora que temblaba; me apretaba mis nalgas de tal manera que incluso me producía dolor, un dolor cada vez más excitante – “¡Cómo has aprendido mi niña!”- exclamó. Me abrí un poco, y coloque su polla entre mis piernas, empezó a moverse: gemía… yo empapada, mi humedad mojaba su miembro, facilitando ese roce entre mis muslos; lo notaba tan duro, ¡Me gustaba!
 -¡Dímelo! … ¡Pídelo!- me exclamó jadeante...
Sabía lo que quería oír y era lo que yo deseaba: -¡Fóllame!… ¡Fóllame!- le repetí e imploré sin aliento.


Me tomó en brazos y me acostó encima de la mesa del salón. Me penetró como tenía que hacerlo, sin decoro, sin miramientos, con fuerza, empujando cada vez más fuerte para estar dentro de mí.
Se movía cada vez más violento, noté su presión, su rigidez. Mis temblores eran continuos, me abría tanto!!... noté como me llegaba, no lo controlé, me dejé invadir, sin razón. Intenté dominar la respiración, pero no podía, escuchaba mis jadeos, oía los suyos, notaba su calor, sentía mi ardor…

Todo se lo ofrecí sin resistencia y él a mí sin contemplaciones. Echándose sobre mi cuerpo – “Te he echado de menos, María!”- escuché
Así quedamos, abrazados, notando como su pasión decrecía en mí.Recuperando nuestra respiración y nuestra cordura…..

Sabes que soy tu alumna más aventajada! Tuya siempre, maestro ,,,










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