Este jueves
pasado me levanté como otro cualquier día , pensando en las tareas pendientes a
realizar en el trabajo, y sabiendo que iba ser un día bastante pesado en la
oficina…
Tan liada
estuve que dejé olvidado durante la
reunión, mi móvil en la mesa del despacho, así que hasta bien entrado el mediodía no pude consultarlo…
Cuando salí de la
sala de juntas, solo pedía un café cargado y algo salado para intentar recomponerme,
me acerqué a mi mesa, cogí mi bolso y mi olvidado móvil, con el objetivo de ir
a tomar ese ansiado café! Comprobé si alguien me había llamado, vi que tenía
dos llamadas perdidas y sms del mismo número –un número que desconocía- “Te
llamaré a las 2. Un beso”, lo leí extrañada, y pensé que alguien se habría
equivocado y seguí con mis planes.
Eran las 2 y diez
cuando mi móvil sonó, comprobé que era ese desconocido número, pulsé el botón de
descolgar y active el manos libres, y contesté: “Si?” … al otro lado oí una voz
masculina, grave, con tono suave - “Hola princesa!” … Solté mis manos del
teclado, esa voz, esa voz… no puede ser…
no puede ser él… pero esa expresión solo de esa manera … pero …como??
Notó mi
asombro, por lo que decidió seguir: … “Me
han dicho que trabajas ahora aquí, en esta ciudad, y un amigo en común me dio
tu teléfono, espero que no haya sido un inconveniente, me gustaría verte … ”
Mi corazón latía
a mil, y mis manos de repente temblaban… ese interlocutor había sido mi
confesor y maestro sexual. No fue mi
primer hombre con el que me había acostado, pero hasta el momento era él más
importante, fue él que me hizo despertar esa mujer que tenía dentro de mi, el
único con quien dejaba mi raciocinio de lado, y
dejaba dominar al instinto más primario…
A las 6 había
quedado en su casa, no muy lejos del centro… no os niego que mi nerviosismo
estaba en lo más álgido, había pasado 10 años, sin vernos! No me fui difícil
llegar, aparqué, me acerque al portal y pulse el botón 5ªE del telefonillo,
instintivamente me observe en el reflejo del cristal y me arreglé el pelo …
escuché el sonido del portal para abrirse … al entrar en el ascensor me coloqué bien mi negra falda ceñida, y mi camiseta
roja de tirantes … se abrió la puerta del ascensor en el mismo momento que me
estaba perfumando … giré hacía la puerta sobresaltada y me encaminé; con paso
lento, seguro, escuchando mis propios tacones chocando con el suelo, sabiendo
que él los escucharía; hacia la puerta
que tenía el letrero 5ºE … en el momento que mis dedos iban a tocar el timbre
la puerta se abrió …
Hubo un momento
de silencio, de directa e intensa mirada mutua, habían como os he dicho, pasado
unos 10 años, pero os aseguro que pude comprobar como el instinto y la
atracción no habían perdido un ápice de su fuerza …”Hola niña”
Cuando entré el
corazón me salía del pecho, oí cerrar la puerta, me giré, sonreímos y me besó,
suave, caliente, tierno… me llevó hacía la sala, donde había dos vasos anchos
con Gin-Tónic, bebimos mirándonos, sin decir nada… Las persianas estaban
bajadas, creando así un ambiente perfecto. Se acercó, con una de sus manos me
acarició mi mejilla mientras que la otra la tenía rodeándome la cintura … y me
volvió a besar despacio, lento, poco a poco, jugoso, caliente … eso ya me hacía
perder mi estabilidad, menos mal que me tenía sujeta!! Mi excitación era como la
de una quinceañera.
Mientras nos
besábamos hizo caer mis tirantes de la camiseta, bajándomela hasta la cintura,
mis pequeños senos se descubrieron ante él, se separó para acariciarlos, con la
palma de la mano los rozó, y mis pezones notaron sus pulgares, eso produjo la
reacción deseada … se quitó la camiseta que llevaba y pude comprobar que el
tiempo se había portado muy bien con él… se agachó y subió mi falda … el
hormigueo que tenía en mi estomago se había trasladado ya a mis muslos … todo
me quemaba!!! El sabía donde tocar, me conocía muy bien … esta vez no hizo
falta que me guiase o que me dijera que
tenía que hacer.., me llevó hasta un amplio sofá, apretándose contra mi,
notando como estaba excitado: bajó mis
bragas, y me hizo recostarme, separé un poco las piernas, se agachó entre
ellas, -“No he olvidado tu sabor”- mirándome, me fue besando la parte interna
de mis muslos, subiendo paulatinamente … paso su lengua a lo largo de mi sexo:
me estremecí. Con sus dedos separó mis labios para poder mostrarle mi vulva -
¡Qué linda sigues siendo!, mientras notaba su boca, yo temblaba, me estremecía…
le pregunté si seguía gustándole mi sabor, mi olor, yo… Separó su boca de mi
sexo, a la vez que me acariciaba con una mano, con la otra me mostraba su
miembro excitado… se levantó quitándose los pantalones; desnudo me levantó y me
dijo que le tocase, así notaría la atracción que le provocaba. Cogiéndome de
las nalgas, le acaricié con las dos manos su pene: erguido, duro, solemne… un
poco humedecido… abracé su miembro con mis dedos pulgar e índice, con una leve
presión de abajo arriba, de arriba abajo… era él ahora que temblaba; me
apretaba mis nalgas de tal manera que incluso me producía dolor, un dolor cada
vez más excitante – “¡Cómo has aprendido mi niña!”- exclamó. Me abrí un poco, y
coloque su polla entre mis piernas, empezó a moverse: gemía… yo empapada, mi
humedad mojaba su miembro, facilitando ese roce entre mis muslos; lo notaba tan
duro, ¡Me gustaba!
-¡Dímelo! … ¡Pídelo!- me exclamó jadeante...
Sabía lo que
quería oír y era lo que yo deseaba: -¡Fóllame!… ¡Fóllame!- le repetí e imploré
sin aliento.
Me tomó en brazos
y me acostó encima de la mesa del salón. Me penetró como tenía que hacerlo, sin
decoro, sin miramientos, con fuerza, empujando cada vez más fuerte para estar
dentro de mí.
Se movía cada vez
más violento, noté su presión, su rigidez. Mis temblores eran continuos, me
abría tanto!!... noté como me llegaba, no lo controlé, me dejé invadir, sin
razón. Intenté dominar la respiración, pero no podía, escuchaba mis jadeos, oía
los suyos, notaba su calor, sentía mi ardor…
Todo se lo ofrecí
sin resistencia y él a mí sin contemplaciones. Echándose sobre mi cuerpo – “Te
he echado de menos, María!”- escuché
Así quedamos,
abrazados, notando como su pasión decrecía en mí.Recuperando
nuestra respiración y nuestra cordura…..
Sabes que soy tu
alumna más aventajada! Tuya siempre, maestro ,,,
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